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El dolor de espalda es una condición muy común en la sociedad, afectando a 8 de cada 10 personas en algún momento de sus vidas.
Puede variar desde un dolor sordo, constante, hasta un dolor súbito e intenso que dificulte incluso el movimiento. Además, puede presentarse de manera aguda o crónica. El dolor de espalda agudo aparece repentinamente y suele durar algunos días o semanas. Sin embargo, cuando este dolor dura más de tres meses se considera crónico.
El dolor de espalda puede darse en cualquier persona, pero existen factores que aumentan el riesgo de padecerlo:
- La edad: las personas mayores suelen presentar con más frecuencia dolor de espalda por los cambios asociados al envejecimiento.
- El sedentarismo.
- El peso corporal elevado.
- Factores hereditarios: en el caso de algunas patologías que afectan a la espalda como puede ser la espondilitis anquilosante.
- Trabajos que demandan movimientos o posturas repetitivas o manejo y desplazamiento de cargas pesadas.
Las causas del dolor de espalda son variadas y pueden afectar a diferentes estructuras que componen la espalda (vértebras, discos intervertebrales, nervios, músculos…). Siendo las lesiones más comunes:
- Tensión muscular: como consecuencia de malos hábitos posturales generalmente.
- Escoliosis: es una curvatura y torsión de las vértebras hacia un lado de la columna vertebral. Suele ser el resultado de un desequilibrio en los músculos de la espalda, derivando en dolor e incluso deformidad de la caja torácica acompañada de dificultades respiratorias.
- Lumbalgia (también conocida como lumbago): se trata de un dolor localizado en la parte baja de la columna que puede presentarse de forma aguda o moderada. Puede deberse a múltiples factores como un esfuerzo excesivo o una mala postura.
- Espondilolistesis: se caracteriza por el deslizamiento de una vértebra hacia delante sobre otra, presentándose comúnmente en niños entre 9 y 14 años. Los síntomas son variados en función del avance de la patología, clasificándose ésta en 4 grados.
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